Aurelio desde niño tuvo una obsesión
le fascina todo lo que tenga motor
el ruido que emiten causa-le emoción
y mira extasiado el girar de su rotor.
Saca-jugos, centrífugas, aspiradoras,
afeitadas y hasta su cepillo dental,
arruinados por sus manos acosadoras,
guiadas ellas, por su fijación mental.
Visitando especialistas y psicólogos
quiso saber la causa de fatal deseo
no la obtuvo ni siquiera de teólogos,
quizás su cerebro necesite escaneo.
Mirando debajo de cama matrimonial.
encontró objeto de forma coloquial
alzo-le boquiabierto y ceremonial.
ya casado y superado casi el tema...
al pulsar botón, respondió su dilema.