domingo, 30 de agosto de 2009

Quiero


Quiero humildemente
recibir agradecido
esos segundo llenos
de plena felicidad,
sin aspavientos
reteniendo la brisa
sutil, pasajera,
que llena de sonrisas
y de luz el día,
rozándola levemente,
permitiendo su paso
invisible, etéreo, fugaz...
sin tratar de retenerla,
o ser una constante,
porque se que algo
me recordará al instante,
como filo de navaja,
grito en la oscuridad,
aullidos lejanos...
que existen causas
que parecen legítimas,
para no ser feliz.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Pura pasión


Su padre fue un gran gallo blanco,
de gran porte macizo fornido,
un numeroso harén solo para él,
su madre pequeña y hermosa,
gallinita pasión de bellos colores,
fue la amante furtiva de ese señor.
de esos encuentros nació, mezcla
de gallo blanco y gallina pasión.

Creció vagando solo en libertad,
como no tenia donde reflejarse
se sentía grande como su corazón,
una especie única, pequeño, gallardo
valiente, feroz, amante furtivo también.

Dura resistencia encontraba esta vez
del nuevo amo, un gigante para él,
en feroces batallas por el dominio
se trenzaba el pequeño mestizo,
con agilidad esquivaba golpe mortal,
con cresta ensangrentada el pequeño,
el más grande, su barba hilada de sangre,
aunque era admirable su bravura y coraje
había que intervenir para evitar muriese.

Día tras día peleaba sin claro dominio
maltrecho sin plumas, cojeando y herido
recobrando se en soledad y dolor,
un atardecer lo encontré ciego
arriba del un cerro de piedras,
resignado, permitió una caricia.

Pagó caro el no dejarte dominar,
su osadía sediciosa y rebelde,
el luchar por lo creía, su derecho,
amaneció tendido sobre unas piedras,
de su cuerpo inerte emanaba luz,
la luz de los valientes indómitos,
espíritu que siempre se recordara
eligió la muerte a la sumisión.

Esta mañana clara te despido
con emoción gallito, pura pasión.

domingo, 2 de agosto de 2009

Plaza de Armas


Plaza de armas
imagen Airon-Foto



Un viejo fotógrafo,
su máquina,

quizás capto la imagen
de nuestros abuelos,

ancianos que buscan
calor para sus huesos,

revolotear constante
de palomas,

mujeres que venden compañía,
sobre baldosas ardientes,

vendedores de ilusiones,
para el que busca sonrisa pasajera,

emigrantes acechando una tarea
que les brinde el sustento,

vagabundos adormecimos,
entre harapos y miseria,

una carrera loca
del que ha robado una cartera.

Sólo eso queda
de la bella plaza,

plaza provinciana
vestida de verde,

ahora transformada
en monumento
a lo feo
por que alguien
quiso quedar
de europeo.