No hay que perderse en la estrellas
ni realizar expediciones exóticas
la naturaleza sorprende, simplemente
con un gesto de fortaleza y porfía.
En el paisaje cotidiano del barrio
ha brotado una imagen grandiosa.
Un tronco que no sabe que ha muerto
o, se resiste a aceptar su muerte.
Y en esta clara mañana de verano
lanza sus fantasmales ramas
que sueñan con ser troncos, algún día.