Cuando niños
estábamos tan ocupados divirtiéndose
que no supimos que éramos felices
Cuando jóvenes
estábamos tan ocupados
encontrando el sentida a la vida
sin permitirnos darnos cuenta
que eran nuestros mejores momentos
Cuando adultos
olvidamos como fuimos,
cuando jóvenes y niños,
estábamos ocupados trabajando
para lograr la felicidad
que no tuvimos tiempo para ser felices
Cuando viejos
comprendemos el concepto
y aunque memoria mantiene su esencia
es más difícil comer perdices